Cuando Tienes Un Objetivo...

Siempre me he considerado "perfeccionista". Durante muchos años pensé que era una ventaja clara, algo que podía aprovechar para "avanzar" en el trabajo. Es cierto que los perfeccionistas suelen obtener algunos resultados favorables en el lugar de trabajo, y sí, esforzarme por alcanzar la perfección me sirvió en algunos momentos de mi carrera. 

Sin embargo, para mí no ha sido nada parecido a una ventaja y, según mi experiencia personal, puede ser más perjudicial que beneficioso. A medida que avanzaba en mi carrera, me centraba cada vez más en producir resultados "perfectos", sin darme cuenta de que esforzarse por alcanzar la perfección no se traduce en un mejor rendimiento. 

Cuanto más me esforzaba por alcanzar la "perfección", más altos eran los niveles de estrés, agotamiento y ansiedad que experimentaba, y más bajo era mi rendimiento en distintas áreas de mi vida. 

Tardé muchos años en darme cuenta de que lo perfecto no existe y cuanto más esperaba que todo fuera como la seda, más frustrado me sentía. Y, adivina qué, cuanto más frustrados nos sentimos al principio, más probabilidades tenemos de abandonar.